DOCENTES: VICTORIA FERNANDEZ & GISELA MAFFEI
Vera, Maximiliano - Banegas, Cristian - Caceres, Ivan - Mark, Behrens - Chavez, Alvaro
Introducción
El terremoto de 1746 fue un suceso que marcó de forma decisiva la historia de Lima, ya que destruyó gran parte de su estructura urbana y arquitectónica. Testimonios contemporáneos dan cuenta de la magnitud del desastre:
“las mejores joyas arquitectónicas se perdieron en la catástrofe de 1746 y los edificios reconstruidos, e incluso los nuevos, no tuvieron la esplendidez y riqueza de formas y materiales que los anteriores” (Bromley, 1945, p. 77)
El uso extendido de materiales más livianos como barro, caña y adobe sustituyó el empleo de piedra, ladrillo y cal, marcando un giro en las técnicas constructivas y en la imagen misma de la ciudad.

A partir de este hecho, nos proponemos analizar cómo el Virrey José Antonio Manso de Velasco —quien gobernaba Lima en el momento del desastre— impulsó un ambicioso plan de reconstrucción que utilizó la ciudad no solo como objeto arquitectónico, sino como instrumento político. Su objetivo no se limitaba a levantar nuevamente la capital del virreinato, sino a reformularla urbanísticamente como una herramienta de reorganización social y de afirmación del poder virreinal en el contexto de las reformas borbónicas.
Como señala Walker (2012), “el sismo pasó a ser un virtual referendo sobre Lima”, y tanto Manso de Velasco como su asesor, el ingeniero francés Louis Godin, diseñaron un plan que buscaba “racionalizar” la ciudad bajo criterios modernos, inspirados en las reformas urbanas europeas. Este proyecto proponía un orden más geométrico, sobrio y controlado, con el doble propósito de mejorar la resistencia antisísmica y de limitar los privilegios de la aristocracia limeña y de la Iglesia, en sintonía con el modelo absolutista de la monarquía borbónica.
Virrey Manso de Velasco
Para abordar estas transformaciones, trabajaremos sobre tres ejes clave. Por un lado, la Plaza Mayor y su entorno inmediato, espacio simbólico del poder político y religioso. Por otro lado, analizaremos el nuevo trazado urbano propuesto por Manso de Velasco y Godin, cuyo objetivo era no solo mejorar la seguridad estructural de la ciudad, sino también imponer una nueva lógica de control social. Este modelo buscaba sustituir los excesos ornamentales y las irregularidades del trazado virreinal temprano por una Lima más austera, simétrica y racional. Como plantea Walker (2012), “podemos interpretar el plan de Godin como parte de los intentos realizados por los Borbones para afirmar su poder sobre la Iglesia y la sociedad secular”, enfrentando incluso la resistencia de las élites locales que deseaban “sobresalir y alzarse por encima de la gente común”.

Catedral de Lima viniéndose a tierra
Incorporamos como tercer caso la reconstrucción de la Catedral de Lima, un proyecto emblemático que refleja la tensión entre tradición y modernización técnica, así como el esfuerzo por reinstalar el poder eclesiástico en el centro simbólico de la ciudad. Según José Barbacelata, “la más importante de todas las reconstrucciones fue, sin duda, la ejecutada en la Catedral, en la cual se introdujeron algunas innovaciones en la estructuración de las bóvedas y de los grandes pilares, mediante el empleo de haces de vigas de roble sólidamente enlazadas”. Esta intervención no solo respondió a criterios estructurales frente a los sismos, sino que fue también una estrategia de legitimación del poder religioso, que debía reconstruirse material y simbólicamente ante la mirada de una ciudad en ruinas.